La energía vibracional, como entidad completa, genera lo que yo llamo «consciencia». Pero antes que consciencia es un cuerpo energético, un «bloque» óntico sutil que es lo que permite que el cuerpo viva, esté equilibrado y pueda funcionar adecuadamente, es decir, en definitiva, lo que llamamos «estar vivo».

En el anterior artículo, estudiábamos la manifestación de la energía vibracional llamada consciencia pura que permite que un ser vivo manifieste dicha vida, pero esa consciencia pura es el efecto de esa vibración celular. Toda esa vibración celular, funcionando junta, genera lo que podemos llamar cuerpo energético o sutil, y es a su estudio a lo que me voy a dedicar hoy.

Cómo indicaba en ese texto, cuando la energía mitocondrial alcanza al ADN, este comienza a vibrar en una frecuencia concreta, y esa frecuencia genera la conciencia pura o viva. Cuando todas las células lo hacen a la vez, esa vibración energética se unifica, formando el cuerpo sutil. Ese cuerpo no está contenido en el cuerpo físico, sino que lo rodea por dentro y por fuera, es una capa que completa al físico pero en otra dimensión aparte. Hay una interrelación entre la salud de las células y del cuerpo sutil evidente: el cuerpo sutil nace del funcionamiento correcto de las células, y como este cuerpo conecta todas las células, el funcionamiento de estas será tan bueno como el eslabón más débil de la cadena. Si una parte del cuerpo sutil falla, el resto comienza a fallar, y hasta que este no se recupera, no hay forma de conseguir que el resto del cuerpo funcione correctamente. Es por eso que se dice que el sistema inmunitario, células al fin y al cabo, no pueden funcionar bien si tenemos un cuerpo energético en horas bajas, y es cuando comenzamos a tener problemas físicos. Al final, este cuerpo sutil es lo que los chinos llaman «Chi» y es el objeto de estudio de la acupuntura, el reiki, etc… Hay que tener en cuenta que el cuerpo sutil se ramifica, permitiendo circular la energía por todo él, habiendo además puntos de cruce que cuando se bloquean, producen dolor y enfermedades. Es decir, la energía no es estática, sino que está circulando constantemente por todo el organismo. Según la tradición china, esos circuitos coinciden en gran medida con el circuito sanguíneo y el linfático (es decir, en general, el circulatorio).

El cuerpo sutil vibra en las condiciones en que vibre el ADN. Dado que al mismo tiempo es nuestra consciencia vital, es decir, nuestra auto-comprensión de nosotros mismos, por un lado, el cuerpo sutil nos transmitirá las sensaciones vibracionales externas (es decir, lo que llega captado por la antena del ADN y que es transferido al cuerpo energético) y por otro, transmite las vibraciones que nosotros mismos generamos como conciencia, es decir, las emociones. Dichas emociones incluso son emitidas por plantas en forma de vibración. Se han llegado a registrar las vibraciones energéticas de las plantas ante situaciones de peligro, entendiéndose que se trata de algo parecido a lo que nosotros llamamos emoción (en este caso, sería miedo). Yo afirmo que no es que sea parecido: es lo mismo. Las plantas sienten miedo, tranquilidad, y probablemente un espectro mucho menor de emociones que los animales, pero tienen esa misma capacidad. Así, las vibraciones de menor espectro, es decir, las que vibran más rápido afectan al ADN haciendo que dicho ADN se mueva más rápidamente (más ordenado). Esas vibraciones son las denominadas positivas, es decir, hacen que la antena funciona más y mejor. Las vibraciones más lentas, de más amplio espectro (más largas) hacen que la antena vibre menos, y eso genera malestar en la célula, y en el cuerpo sutil. Son las vibraciones negativas, de mayor entropía. A las emociones y su correspondiente racional, los sentimientos, les dedicaré un capítulo aparte más adelante, así como a los denominados chakras, cuya confusa definición está dando muchos problemas de cabeza a mucha gente.

Cuando el cuerpo sutil vibra en condiciones ordenadas, todo funciona de forma óptima. La salud del organismo es correcta y su funcionamiento consciente también. Cuando vibra en condiciones entrópicas, las cosas empiezan a fallar, y como decía antes, por su eslabón más débil. Cada organismo tiene un eslabón débil y ese es el que empieza a presentar problemas. Esos problemas se convertirán en crónicos si no se solucionan a corto plazo. Si en algún momento se tumba una buena porción del cuerpo energético, el sistema vital entra en shock. Hay ciertos órganos, como el cerebro o el corazón, que si fallan generan una parada generalizada, pero por un motivo concreto: ambos órganos son centros energéticos de primer orden. El cerebro realiza gestiones electroquímicas generalizadas que de fallar, generan una parada nerviosa que afecta al funcionamiento de subsistemas completos. Y el corazón, aparte del flujo sanguíneo, tiene un sistema energético propio, que cuando deja de funcionar, afecta inmediatamente a todo el cuerpo sutil. Por eso, si alguno de estos dos órganos falla, la muerte puede ocurrir en minutos, sin necesidad de que falle nada más. El cuerpo energético queda literalmente apagado en el caso de fallar el corazón, por el cortocircuito que se produce con el sistema energético de dicho órgano, y en el caso del cerebro, queda en suspenso (quedando el individuo en estado «vegetativo») o bien puede fallar fulminantemente en determinadas circunstancias.

Para que se produzca la muerte de la consciencia sólo es necesario que el cuerpo energético se rompa, como hemos visto. No hace falta que todas y cada una de las células dejen de funcionar, sino que partes del cuerpo sutil dejen de funcionar, haciendo que el resto no funcione. En ese momento, la conciencia deja de existir y el cuerpo, que es el mismo vivo que muerto, deja de funcionar, porque no tiene nadie al mando. Es decir, tenemos que ser conscientes de que el cuerpo sigue siendo el mismo amasijo de carne y vísceras tanto estando vivo como no estándolo, así que podemos llegar a la conclusión de que el cuerpo como tal es sólo un vehículo inopinado, y sólo importante para los seres que dependan, exclusivamente, de él para estar vivos.

Lo que ingerimos no sólo es importante para el desarrollo físico, sino también el energético. Lo que ingerimos añade a nuestro cuerpo físico elementos físicos, pero también vibracionales, mezclándose con el nuestro propio. Incluso el agua lo hace. Dedicaré un artículo a la memoria del agua para explicar como funciona tanto este aspecto como la homeopatía.

Como conclusión, decir que el cuerpo energético tiene dos vertientes: por un lado manifiesta la consciencia pura viva, y por otro, mantiene al cuerpo en buen funcionamiento. Pero además, como manifestación de consciencia pura, tiene otra vertiente: la emocional. El cuerpo energético es a la vez un cuerpo vibracional que genera y recibe emociones, y por tanto, mantener ese cuerpo saludable ayuda a que nuestra salud emocional sea también correcta, Y VICEVERSA. Este es un aspecto fundamental para entender el cuerpo sutil y su influencia en nosotros. En el próximo artículo, dedicaré mis esfuerzos a explicar la mente o alma.