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La tercera guerra mundial

STOP_THE_WAR_by_d_3_m_O_N[1]No, no se trata de un artículo al gusto de los tremendistas post-nucleares. Porque no les voy a dar el gusto de decir que está por venir. Lamentablemente para todos nosotros, llevamos 13 años ya de tercera guerra mundial. Sí, amigos y amigas, ya estamos en ella.

Comenzó el 11 de septiembre de 2001. Hacía falta una excusa para iniciar hostilidades y el proyecto de Nueva América lo consiguió con el ataque de falsa bandera del 11-S. Después, la invasión de Afganistán e Irak generó los primeros frentes de la guerra, con los sucesivos auto-ataques del 11-M y el 7-J (más algunos otros no tan publicitados en occidente), y dado que la guerra se estancó hace 4 años, comenzaron la iniciativa de la “primavera árabe”, por la que conseguían ir conquistando poco a poco el mundo musulmán hasta reducirlo a cenizas. Al final, el objetivo es la supremacía de Eurasia con la derrota de Rusia y China, sino militarmente, sí al menos económica y estratégicamente (Brzezinski dixit).

¿Ciencia ficción? Nada más lejos de la verdad. Al igual que la llamada “guerra fría” fue una continuación de bajo rendimiento de la segunda gran guerra, los líderes de las 13 familias se dieron cuenta de que no tenía sentido iniciar otra guerra de las dimensiones de la segunda y la primera (a no ser que fuera imprescindible) y para continuar con el plan previsto (sí, aquel de las famosas cartas, el tal Pike), es necesario eliminar el mundo musulmán para poder controlar el mundo ya esta vez de forma definitiva. Y para eso no merece la pena una guerra directa porque, como ya demostraron los soviéticos en los 80, vencer a los musulmanes es casi imposible y además habría que declarar una guerra como tal, cosa a lo que los ciudadanos en general no están abiertos. Así que exceptuando Irak, único país con el que se consiguió declarar una guerra real gracias a la mentira de las armas de destrucción masiva, el resto del tiempo se han dedicado a generar muerte y destrucción sin ni siquiera tener que pasar por los parlamentos de los distintos estados. Simplemente han ido, visto y vencido. Donde han podido al menos. Afortunadamente Siria sigue haciendo frente, pero… ¿Por cuanto tiempo?

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La cosa no pinta bien. La élite aria sigue su avance silencioso pero efectivo y como dijo alguien allá por los cuarenta: “son inagotables”. USA y sus aliados (lamentablemente nosotros estamos entre ellos) seguirán arrasando con la pana allá donde decidan, sin siquiera abrir frentes declarados, siempre usando a sus amigos invisibles de Al-Queda, ahora llamados ISIS (hay que cambiar de marca de vez en cuando para que no se produzca hastío de guerra), con un poco de radicalización para que se vea que le dan un poco de sabor a la vida. Y claro, al cambiar de nombre, la mayoría de nosotros, ay infelice, seguimos sin percatarnos de que son la misma mierda, pero con distinto lazo, y nos pensamos que son otros locos maniacos asesinos cuando simplemente son colegas de Obama y Merkel, a sueldo de sus centrales de inteligencia. Los dueños políticos del mundo. Y mientras, los rusos y los chinos, como siempre, siguen siendo los malos de la película. En realidad, el argumento y los escenarios han variado poco en los últimos 70 años. Nosotros, que tenemos poca memoria y que consumimos propaganda como si fueran caramelos (las dos cosas en cantidades obscenas), y además admitimos que no nos importa demasiado que nos mientan tanto con sus películas y sus telediarios, creemos que hay un dinamismo en todo cuanto sucede cuando en realidad no hay prácticamente variaciones de ningún tipo, tanto en las formas como en la maneras, y mientras, seguimos mandando a nuestros hijos, hermanos y padres (y ahora también, porque todos somos iguales, a sus equivalentes femeninas) a la muerte por algo que a nosotros ni nos va ni nos viene. Porque al menos antes te vendían la moto de que había que terminar con el demonio nazi, pero… ¿Y ahora? ¿Cuál es el enemigo? Ni siquiera lo sabemos. Sólo que hay una especie de gran Dajal de media luna acechando como el Bú o el Coco en nuestras ventanas, digo fronteras. Y bueno, lo del “enemigo interior” que además no dejan de promocionar en cientos de juegos, que gran invento, hay que quitarse el sombrero ante tanta creatividad para el mal… Para los que estén interesados, todo esto está prácticamente clavado a la guerra de 1984. ¿No lo creen? Lean, lean…

Sí. Llevamos 13 años de tercera guerra mundial. Tal día como hoy comenzaron las hostilidades. Pero ni nos hemos dado cuenta, ni hemos visto quien empezó, ni quien es el enemigo. Como en Matrix, nadie sabe quien empezó la guerra, pero sabemos como termina: con la esclavitud de toda la humanidad por parte de la élite tecnocrática. Dios, que película más buena.

PD: Hoy ya podemos decirlo: Brave new world, 1984 y Matrix son la trilogia que nos explica el mundo y el futuro-presente de manera totalmente meridiana. Pero para eso hay que saber lo que se está leyendo.

¿La verdadera Matrix?

La Matrix

El mito de la caverna

Siempre que veo The Matrix o pienso un rato en ella, me viene a la mente la misma idea, ya reflejada por Platón en su «mito de la caverna», expresado en su «República»: el mayor problema que tenemos tanto como individuos como también en sociedad es que estamos ciegos. El filósofo griego la introdujo como método explicativo de lo que ocurre cuando se logra el más alto conocimiento como parte del conjunto social. Pero de una forma más profunda, identifica unos postulados epistemológicos (en cuanto a la obtención y uso de esos postulados) que están directamente relacionados con una idea concreta: el conocimiento y su ausencia como conductores de la sociedad política. En términos más llanos, básicamente es lo que la película intenta transmitir: como ciudadanos, se nos ha ocultado la realidad mostrándonos otra «realidad» en base a mentiras y miedo, de manera que cuando descubrimos la verdad nos asombramos e incluso la negamos, ya que no podemos entender como eso era posible mientras nosotros creíamos ciertas otras cosas. Pero al mismo tiempo, se encuentra la dificultad de conseguir que los demás comprendan ese conocimiento que a ellos le son negados, no entendiendo como es posible y tildando definitivamente como un loco al que ha conseguido ese conocimiento. Todo ello se va manifestando a lo largo de la película de forma más o menos expresa, por medio de la metáfora de las máquinas, metáfora que por cierto ha venido muy bien a la élite para convencer a mucha gente de que incluso vive en una realidad controlada por ordenador. Sí, es cierto: mucha gente se convenció de que era posible que viviéramos en una realidad computerizada. Me hacían gracia esos estudios que decían que «había un XX% de probabilidades de que vivieramos en un sistema informático». Válgame el cielo.

Platón expresaba por medio de su metáfora que las personas vivimos una ilusión: los que vivían en la caverna sólo veían sombras, que eran gente normal que pasaba delante de ellos con velas. De esa forma, si tenías así a la gente durante muchos años, terminarían creyendo que lo único que existían eran las sombras con velas: condicionamiento mental basado en la propaganda. Al final, cogían a uno, lo llevaban a fuera y le enseñaban como era el mundo, y al volver a la caverna, este les decía que había un mundo maravilloso ahí fuera, y que todo era guay del paraguay. Los demás, claro, no le creían, porque no era posible que existiera algo más que las sombras que veían a diario. Este mito se ha interpretado de múltiples maneras: políticas, sociales, religiosas, culturales… Pero ninguna de esas interpretaciones es correcta. Hay que considerar que tanto Platón como Sócrates, su maestro, eran esotéricos, y formaban parte de cultos místicos y mistéricos. Lo que Platón estaba expresando en este mito era, ni más ni menos, lo que sabía que le ocurría a todo el mundo al vivir en esta realidad material: que todo lo que existe a nuestro alrededor es puro humo, una forma de existencia basada en el autoconvencimiento y el nulo criticismo frente a la realidad. El pobre que salía y luego les contaba lo que había visto no era ni más ni menos que un pobre hombre que ni siquiera él mismo creía lo que veía. Esto es lo que ocurre normalmente cuando las personas se dan cuenta de lo que ocurre: tienden a levantar un muro mental para ocultar el hecho de que han vivido engañados toda la vida. Eso es demasiado para nuestra mente, que tiende a rechazarlo hasta que, finalmente, se da cuenta de que es lo único real.

Nuestra sociedad se basa en la pugna entre ese conocimiento y su ausencia, como indicaba antes. Recuerdo una metáfora explicada por Icke que muestra muy gráficamente este mismo problema: imaginemos una granja llena de vacas. Las vacas están felizmente ahí, paciendo, y ocasionalmente las ordeñan para sacar leche. Pero de vez en cuando, una de ellas desaparece. Las otras no saben que ha pasado, pero eso ocurre al menos una vez a la semana. Un día, una de las vacas ve como se llevan a una de ellas y la meten en un camión que dice «MATADERO». Enseguida se lo va a contar a las otras, que la miran como si estuviera loca: «pero que dices, eso es imposible… ¿Para qué querría el granjero matarnos? ¿Qué crees que va a hacer, comernos?» Y dice otra indignada: «pues no puede ser: yo tengo acciones en ese matadero, no es posible que nos estén matando allí para hacernos salchichas…». Al fin, la vaca que lo ha visto todo sólo tiene dos alternativas: o ceder a la presión social y continuar hasta que le toque, o intentar escapar de la granja para evitar en la medida de lo posible que le toque a ella la siguiente vez.

Cuando ocurrió lo de Haití, recuerdo la noticia de que miles de bidones de agua mineral sin abrir habían sido abandonados por el ejército americano nada más que llegaban al aeropuerto. Esa noticia me impactó, desde luego, aunque ya sabía lo que había detrás, pero mucha gente se impactó tanto, porque no se imaginaban ni remotamente que lo que ellos habían donado simplemente no habían servido para nada, que en muchos casos comenzaron a abrir los ojos (que no es lo mismo que despertar) a la realidad en la que estaban viviendo: eso mismo, se lo contaban a otra gente y estos no lo creían. No era posible que hicieran eso en aquel desastre. Pero hay vídeos en YouTube que lo demuestran:

Esto hace que muchos se pregunten: ¿Por qué pasa esto? ¿Qué razones hay para que ocurran cosas como estas? Pero la pregunta que se deberían estar haciendo es porqué ellos lo consienten. Sí, entre todos consentimos que ocurra, no haciendo lo necesario para evitar que nos sigan engañando con las sombras ante nosotros, bailando en la oscuridad. Ellos nos manipulan y nosotros sólo miramos con estupor los resultados de sus obras. Somos, en realidad, cómplices del suceso, y somos también colaboradores necesarios porque sin nosotros, nada de esto sería posible. La única reacción posible no es «indignarse» (véase aquí las correlaciones entre el 15M, el anarcocapitalismo y el NWO), sino preguntarse a uno mismo en sus adentros qué hace mal y como solucionarlo. Porque la solución no está en los demás, sino en cada uno de nosotros. Ya he comentado posibles soluciones en artículos anteriores, pero básicamente todo se resumen en no seguir sus mandatos y sus reglas. No comprarles innecesariamente, no votar, no perder tiempo y esfuerzo inútilmente en cosas que no nos van a reportar beneficio alguno, etc… En definitiva: vivir nuestra vida momento a momento como el mejor y más importante, porque eso es lo que es. Levantarnos, no seguir mirando las sombras del muro y salir afuera, y descubrir lo que nos depara el mundo real. ¿Y tú, vas a seguir en las sombras para siempre o piensas ser libre?

La religión comparada ha sido siempre un tema interesante para mi porque tiene un componente histórico crucial. El hecho de que varias religiones se cruzasen, ideológica o doctrinalmente hablando, era para mi algo realmente curioso y lo pertinaz de esos cruces, un verdadero misterio. Pero resulta que no sólo eran meras coincidencias. Como estamos sabiendo poco a poco el populacho (porque algunos valientes se están atreviendo a hablar sin pedir permiso), las religiones de las civilizaciones antiguas eran básicamente ¡la misma! Los nombres de los dioses y gobernantes divinos, así como de los héroes, variaban, pero básicamente estaban hablando de las mismas entidades o conceptos. En cualquier caso, hay un hecho que sólo recientemente he comprendido que formaba parte del plan maestro de nuestros señores y es el hecho futuro o en general concepto esclavista de la «segunda venida».

Los cristianos piensan que la segunda venida es un concepto específicamente suyo y no es verdad. Los budistas, por ejemplo, también tienen una segunda venida (el llamado «amigo» de Buda, Mettaya-que algunos confunden con Maitreya, el dios de la new age-, no Buda propiamente dicho), y este es sólo un caso concreto (lo cierto es que el budismo se convirtió en religión sólo cuando la élite esclavista decidió que era una forma de pensamiento lo suficientemente peligrosa como para hacer tambalear sus planes, ya que originalmente este concepto no existía). Los musulmanes también tienen, no una, sino dos segundas venidas, según a quien preguntes (o bien Jesús que luchará contra el anticristo Dajjal-que no se extrañe nadie, por Dios: el islam es simplemente una corriente del cristianismo adaptada al mundo árabe-, o bien un tal Mirza, que en realidad es una especie de líder religioso). Y los hindúes creen en la vuelta del señor Vishnu en forma de lo que llaman un «avatar», siendo uno de ellos Kalki, que querrá exterminar a la humanidad, para que florezca de nuevo a partir de dos sabios que llevan miles de años meditando en la montaña. Como se puede ver, desde luego imaginación no les falta a los señores de la élite.

Pero, ¿por qué tanta segunda venida? Bueno, hay varias explicaciones, pero yo me voy a centrar en dos específicamente. La primera de ellas nos habla de nuestra adolescencia en términos cósmicos. Los niños y los adolescentes en menor grado son seres dependientes de sus padres o tutores. Pero incluso aquellos que no dependen de unos mayores, terminan dependiendo de otros adolescentes o jóvenes a los que consideran como superiores a ellos en algún sentido, y al final viajan a la juventud con ellos de la mano. La élite, históricamente, ha creado las religiones para mantenernos en un estado de dependencia de ellos permanente. Si un ser avanza a un estado de juventud y empieza a hacerse preguntas sobre su individualidad e independencia, puede convertirse en un adulto maduro y responsable de si mismo, lo que lo hace incontrolable y poco deseable como esclavo (más bien, ese adulto maduro ya no lo sería, por eso es un peligro). La segunda venida es un elemento básico de control de masas: si tu dios te promete que volverá para, normalmente, erradicar el mal y salvarte (siempre nos tiene que redimir otro, nunca nos redimimos a nosotros mismos), con otro reino de felicidad al menos por mil años. Así, puedes tener a millones de personas pilladas durante miles de años sin realizar prácticamente esfuerzo alguno. A eso se le llama un trabajo de primera, sí señor.

Y luego tenemos la segunda perspectiva, esta más actual y peligrosa. A nuestra élite actual no se le ha ocurrido mejor manera de aprovechar la leyenda de la segunda venida (que insisto, es universal y no exclusivamente cristiana) que montar lo que se llama «Proyecto Blue Beam» (os recomiendo buscar información por ahí porque veréis hasta que punto están locos estos romanos…). Este proyecto, todo un espectáculo multimedia de luz y sonido, será una preparación mundial que llegará a todo el planeta, con las mejores lecciones de Hollywood aprendidas y bien aprendidas. Ya están desplegados muchos de los satélites que realizarán esta operación, y la tecnología ya ha sido probada. Se han visto imágenes de Jesús en el desierto en varios puntos del planeta, especialmente en África. Básicamente la cosa consiste en que se nos mostrará, según el punto del planeta donde estemos, imágenes de seres «ascendidos» (refrendando así la religión global de la élite, la new age), como Jesús, Buda, Mahoma, etc… Esto por mencionar a los más populares. Por medio de un sistema de frecuencias que puede entrar directamente al cerebro (luego explico cómo), esos seres parecerán hablar para decirnos entre otras cosas que todo era erroneo, que ellos no eran ni Dios ni representantes de Dios, sino meros mensajeros para preparar la venida del verdadero Señor. Esto se acompañará con una escenificación de invasión extraterrestre (por eso en los últimos años los medios ponen tanto incapie en que debemos estar preparados para una posible venida de alienígenas) para lógicamente socavar la moral de la población y sumirles en el terror (este mucho más definitivo que el 11-S, el primer intento de poner en marcha el Blue Beam con bastante éxito, por cierto). La idea es unir a la humanidad ante una amenaza global (los extraterrestres) y con una nueva religión mundial (representada por Maitreya, que según la new age ya ha venido, hace unos años).

¿Cómo llevar a cabo semejante tinglado? La tecnología ya existe. En cuanto a las imágenes, se proyectarán desde los satélites que ya están en órbita sobre la atmósfera, con lo que podremos ver imágenes tremendamente grandes de nuestros personajes de ficción favoritos. En cuanto al sonido, evidentemente no se usarán enormes altavoces, sino que por medio de bajas frecuencias, será posible «inceptar» el sonido en nuestro cerebro, dándonos la sensación de escuchar a esos seres, pero sin que parezca que el sonido entra por los oídos. ¿Cómo es posible? Ya existen mecanismos que pueden transmitir ondas de frecuencias determinadas que afectan a las zonas auditivas del cerebro, de manera que provocan la sensación de escuchar algo dentro de nuestro cerebro. Esto ocurre porque, como ya es sabido, el cerebro no es más que un receptor de información. Los sentidos reciben la información, se la mandan al cerebro y este interpreta las señales eléctricas en determinadas zonas, de manera que si estimulamos energéticamente esas zonas, tenemos la posibilidad de hacerles funcionar sin estímulos externos (como ocurre con la homeopatía, por ejemplo, concepto que permite curar usando de forma controlada sustancias que en realidad nos podrían hacer enfermar, pero que curan al «resintonizar» nuestro organismo en las frecuencias adecuadas). Con estas tecnologías es posible recrear todo un mundo de posibilidades multimedia, pero fuera de los ordenadores. Anda que no piensan ni nada nuestros amos, ¿verdad?

¿Cuándo será esto? Personalmente me preocupa poco, la verdad. Cuando pase pasará. Lo realmente importante es que podamos preparar a todos nuestros amigos y conocidos sobre este tema. En ese sentido, siempre he pensado que no hay que ser muy dogmático. Normalmente a la gente no le gusta que le intenten vender motos, sobre todo cuando no les interesan. Por eso, más que intentar convencer a la gente de nada, creo que es muy más conveniente hacerles ver la posibilidad de que pase de una forma trivial, sin darle importancia, como la típica conversación sobre política o sociedad. Que si esto, que si lo otro, que si satélites, que si aliens… Es una forma como cualquier otra de preparar a la gente (si, es un condicionamiento, pero al menos sería un uso positivo y beneficioso para todos del control mental) para cuando pase. Cuando ocurra, mucha de esa gente se acordará de la conversación y entonces comenzará a dudar de lo que está viendo y oyendo, y se hará escéptica. Yo particulamente prefiero eso a que de repente, una mañana, normalmente clara, veas a un jodido Jesús revoloteándote por encima de varios cientos de kilómetros cuadrados en el aire y diciéndote que has hecho el retrasado creyendo en él. Daros cuenta del impacto que tendrá esto para miles de millones de personas. Este aprovechamiento de la leyenda de la segunda venida preparará el camino para el gobierno mundial global y nuestra sumisión a él. Si consigues definitivamente (cosa que no han conseguido muy a su pesar con el ateísmo) romper los esquemas morales y religiosos de toda la población, serán ya como muñequitos en tus manos. Su control ya no será imposible y definitivamente habrán ganado la partida. El Blue Beam será, sin duda, el principio del fin si no nos resistimos a él.

Sobre el control de la élite (y sus orígenes no humanos) se habla con extensión en varias obras. Os recomiendo lo último de David Icke, «Hijos de matrix», y una gran obra difícil de encontrar pero que está en Internet, «Los dioses del edén», de William Bramley, y que distribuyo de forma pública en esta dirección:

https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=explorer&chrome=true&srcid=0B14VH1sgCOpWMTBhM2UwMTItN2ZkNC00OTM5LWE1ZjMtYTczMzMzNDkxYTkz&hl=es&authkey=CPP5pP4L