Sé que lo que voy a decir va a sonar extraño a más de uno, pero bueno, eso por suerte tiene fácil solución: informarse un poco mejor antes. El título indica una versión muy compacta de lo que voy a explicar a continuación, así que les ruego que se sienten cómodamente y disfruten del viaje.

Todos sabemos ya a estas alturas que una de las formas para controlarnos ha sido y es el famoso “divide y vencerás”, que tanto éxito ha reportado a nuestros amos durante siglos. No creo tener que dar muchos ejemplos sobre ello, creo que son obvios y evidentes a poco que se conozca la historia (ni siquiera la real, con la de mentira que nos han contado hasta ahora vale): guerras entre rivales, a veces por auténticas tonterías, disputas religiosas, confrontación quirúrgicamente creada para disociar a los que están unidos (el movimiento romántico del siglo XIX es un buen ejemplo), etc. Un ejemplo extremo de esto es la aparición del comunismo.

Cierto es que la revolución industrial trajo consigo un efecto bastante indeseable (para los humanos, porque para nuestros amos era genial): pobreza, muerte, sufrimiento… Muchos millones de personas, que antes vivían más o menos mejor en el campo, pasaron a vivir más o menos peor a las ciudades, trabajando en las fábricas (al respecto de esto, hay un vídeo curioso sobre como la “modernidad” nos ha perjudicado como especie hasta límites insospechados), generando desigualdad y desesperación en los obreros. En este panorama aparece un movimiento aparentemente orientado a intentar subsanar este problema: el comunismo. Como veremos, su intención no era ni mucho menos esa, sino todo lo contrario. La cuestión es comprender porqué y cuales eran los objetivos originales, así como las consecuencias que han sido finalmente.

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