Hace unos días comenté que me metería más a saco con el tema de la educación y quisiera compartir unos pensamientos alrededor de un tema tan relevante. Una de las razones por las que aborrezco la educación es porque es uno de los elementos más importantes que ha modelado el mundo en que vivimos hoy día. Tan importante es que los gobiernos lo cuidan con mimo y primor aunque muchas veces nos parezca lo contrario. A continuación voy a explicar porqué, pero fundamentalmente tenemos que entender que la educación es, sobre todo, manipulación y condicionamiento mental y social. Los sistemas educativos modernos son básicamente una forma de hacer tabla rasa con la población: todos iguales empezando por lo que sabemos o creemos saber. El que destaca es inmediatamente expulsado, no literalmente, claro, pero si es excluido, ninguneado, menospreciado. Así, todo aquel que se atreve a destacar simplemente es alienado a no hacerlo, y por eso tenemos la sociedad de mediocres que tenemos hoy en día. Pero vamos a lo básico, esto es: empecemos por el principio.
La manipulación en la educación comenzó bien temprano, con el cristianismo. La Iglesia hizo sus mejores esfuerzos por inculcar de todas las formas posibles sus doctrinas a la gente, y qué mejor que empezar desde los más pequeños. Cuando nadie quería educar a sus hijos, y cuando no había costumbre de ello, ellos ya ponían sus escuelas. Las escuelas católicas más famosas que existen son las jesuitas, que de eso habría que hablar largo y tendido. Desde el inicio de la edad media los clérigos han «enseñado» al populacho, sobre todo las cosas de la caridad cristiana, que nunca está de más, y los preceptos de la Santa Madre Iglesia. Luego los gobernantes civiles se dieron cuenta del potencial que tenía esa forma de condicionar las mentes juveniles y en la ilustración, los masones comenzaron a inculcar la idea de que había que obligar a que todos los mozos y mozas tuvieran que ir a la escuela obligatoriamente hasta cierta edad. Incluso a finales del siglo XIX y principios del XX, había muchas comunidades locales que se oponían a semejantes abusos de autoridad por parte del estado. Pero al final ellos también terminaron cediendo, y llegamos al momento actual, donde la crisis educativa ha avanzado tanto y llegado a niveles tan profundos que cada año que pasa, lo que entendemos por educación está cada día más depauperado. Pero esto no es porque sí. Hay razones, de peso, para que todo vaya cada vez peor.
Al sistema, por supuesto, no le interesa que nosotros seamos inteligentes y libre pensadores (lo que se consigue cuando la persona se interesa por una o varias materias intelectuales), sino justamente todo lo contrario. Pero a nadie se le escapa que esto no tiene ningún sentido: no parece lógico que quieran que seamos unos cerdos ignorantes y que al mismo tiempo se nos obligue durante casi toda nuestra vida infantil y juvenil a cursar unos estudios donde estamos obligados a aprender un montón de materias diferentes, la mayoría de las cuales no nos interesan en absoluto. Pero no tiene nada de ilógico. Si lo ven desde la perspectiva correcta, desde los 5 o 6 años hasta los 17 estamos obligados a estudiar permanentemente (estudiar, no aprender), memorizar sin procesar e introducir ideas y conceptos sin relación alguna entre si de manera que, cuando llegamos a la edad adecuada para elegir lo que queremos hacer… ¡La mayoría simplemente no sabe por donde tirar! El objetivo del sistema educativo no es que nosotros nos convirtamos en ciudadanos inteligentes y cultos, sino en máquinas de trabajar. La inmensa mayoría de nosotros pertenecemos a clases medias-bajas. Las clases altas, como siempre, se pueden permitir pagar buenos colegios, profesores y posibilidades para sus retoños, con lo que se aseguran de que no terminarán poniendo tuercas en una cadena de montaje de la Ford, por decir algo. Pero los demás no tenemos muchas opciones: o disentimos y nos convertimos en «disidentes», aprendiendo por nuestra cuenta y culturizándonos por los medios a nuestro alcance, o simplemente terminamos siendo pobres obreros que o están en la fábrica o la obra, o están en el bar tomando unas cañas o viendo Sálvame Deluxe. Vaya por delante que no es una crítica a la clase obrera, a la que tengo tanto respeto como a cualquier otro grupo humano. Pero no nos engañemos: es lo que vivimos cotidianamente hoy día y negarlo sólo es signo de ignorancia o desidia. En cualquier caso, estamos jodidos. Lo expresa meridianamente claro y sin fisuras George Carlin en este fragmento:
La prueba más evidente del condicionamiento mental que sufrimos hoy día en la educación es la asignatura de «Educación para la ciudadanía». Lo más sorprendente de todo es que casi nadie se ha mirado el temario, y los que lo han hecho han alucinado: simbología, masonería, nuevo orden mundial… Y clasismo, tanto social como racial. Por cierto, atentos a esta noticia:
Os dejo también una galería con varios fragmentos del libro de Vicens Vives:
(Cogidos prestados del blog Putas Paranoias)
Se puede criticar esta posición diciendo que es una crítica a los socialistas… No, es una crítica a la masonería illuminati y al socialismo fabiano, que son quienes gobiernan el mundo en los últimos cincuenta años al menos… Educación para la Ciudadanía no es una asignatura para enseñarnos a ser buenos ciudadanos (¿es que hace falta enseñar eso?), sino para introducir en la mente de los más pequeños las ideas necesarias para la llegada del nuevo orden mundial que ya preconizó George Bush padre en 1989, concomitántemente con la caída del muro de Berlín… Fallo que no fue fallo, todo sea dicho de paso. Es sólo un paso más en la forma que tiene el sistema de programar a nuestros hijos para que obedezcan las órdenes sin rechistar, y que el día de mañana no les parezcan extrañas las cosas que han de venir y lo que ha de pasar. Quieren a su vez desarraigarnos, que nos olvidemos de nuestros orígenes y pasemos al siguiente nivel de desconexión con la realidad y la naturaleza: el transhumanismo. Así, los niños actuales nacen y crecen con la idea de robots humanizados, seres de otros planetas y la posibilidad nada lejana de que podamos prácticamente vivir en un mundo virtual. Series como Caprica tienen de hecho su base argumental en esta idea, y en cada caso se sigue avanzando en una agenda que no es sólo política o económica, sino también mental. Ahora mismo, los niños están totalmente perdidos. No tienen valores de ningún tipo (excepto que sus padres los intenten amarrar con fuerza, cosa que cada vez pasa menos), son cada vez más violentos y contrarios a normal ética o moral alguna. Sólo viven para su ídolos y fanatismos, así que se puede decir que los de mi generación (los que tenemos entre 30 y 40 años) hemos sido bastante afortunados, aunque nosotros tampoco nos libramos: somos una generación tapón, que se encuentra entre la generación indecisa y amargada de nuestros padres y la perdida de nuestros hijos. Precisamente fueron nuestros padres los que comenzaron el abandono de los valores básicos más fundamentales, y su comunicación a nuestra generación. Eso ha hecho que hoy día la mayoría de los padres prefieran simplemente poner a sus hijos delante de la TV y la consola (solos) mientras ellos toman cafés con las amigas o copas con los colegas, o a cenar mientras sistemáticamente dejan a los pequeños con sus abuelos, que son nuestros padres, y que precisamente son los que comenzaron el hastío y el abandono. Así, se espera que los niños sean educados en las escuelas y los colegios, cuando esa nunca ha sido ni será su función. Si alguna vez las instituciones educativas ejercieron una función formadora, eso se perdió hace mucho tiempo (de hecho, ya en nuestros tiempos el hastío de los profesores era patente, como por ejemplo una profesora que fumaba mientras nos daba clase en bachillerato). Es obvio que la mayoría de los enseñantes ya hace tiempo que perdieron su vocación si la tenían, y ahora se limitan prácticamente a hacer de perros guardianos de una jauría que tiene que estar ocupada (sin quererlo en muchos casos) un buen montón de horas semanales simplemente porque el sistema lo quiere.
Nos encontramos en un mundo basado en inexactitudes que lamentablemente hemos tenido que aguantar y creer sin rechistar. El ejemplo más evidente son las pirámides. A nadie que se pare a pensar un poco en ello se le escapa que un pueblo supuestamente atrasado como el egipcio, que no contaba (según la historia oficial) con más que cuerdas de cáñamo y útiles de cobre y bronce (muy maleables y blandos) pudieran construir semejantes monstruos de la naturaleza… Pero es un suma y sigue continuo. Nadie nos dice que los cristianos destruyeron la Biblioteca de Alejandría por la extraordinaria base de conocimientos esotéricos y científicos que contenía y que eran un peligro para la supremacía religiosa de Roma (de hecho, los romanos ya estuvieron a punto de destruir la Biblioteca en la época de Julio César, aunque al final no lo lograron del todo). Cómo tampoco sabemos que pasó en la peste negra, sólo que es bien sabido por los expertos que no pudo ser de ninguna forma transmitida por animales, sino por el aire… Todas esas cosas no se nos cuentan, entre otras muchas, porque no sólo no se quiere que seamos cultos: no se quiere que sepamos la verdad de nuestra historia y nuestro pasado. Así, se nos enseña un montón de mierda basura intelectualoide que por supuesto, debemos completar con la mal llamada «ciencia». Ah, que bien se lo debía pasar Newton con sus experimentos de alquimia, o Franklin con sus orgías sangrientas en Londres mientras negociaba con Francia la entrada en la guerra de secesión… Sí, esos grandes hombres eran, además de científicos, grandes masones e illuminatis. Es su ciencia y sus inventos lo que nos ha llegado, y así, tenemos un mundo atemorizado por virus que no existen y repletos de guerras donde la «ciencia» ayuda a crear nuevas, mejores y más portentosas armas. Y nosotros seguimos aprendiendo en el colegio que las células simplemente consumen los nutrientes por diversión, por disipar energía, mientras nos ocultan que podríamos vivir sin comer ni beber, o como curarnos a nosotros mismos… ¡Con agua! No somos más que malditos esclavos y, cuando nos queramos dar cuenta de ello (los que no lo han hecho, la mayoría), ya será demasiado tarde…
Por supuesto tenemos razones para indignarnos, pero no sólo por lo mal que nos lo hacen pasar. Somos esclavos, y somos usados simplemente como mano de obra barata que además, está enseñada y educada para gastar lo poco que ganamos… En ellos. Ellos nos pagan y nosotros les compramos. Así, el círculo vicioso se completa y no tiene fin. Las personas que simplemente no han destacado simplemente viven una vida de zombis, de casa al trabajo, del trabajo a casa, de casa al bar, del bar a casa y vuelta a empezar… No tienen vida. No saben lo que es vivir porque les quitaron el espíritu de pequeños… ¿Vamos a dejar que sigan haciéndolo sin más, vida tras vida? Mientras les dejemos, el mundo será el que es y no cambiará. Si queremos cambiar algo, primero debemos cambiarnos a nosotros mismos. La revolución comienza en el interior. Sé el cambio que quieres ver en el mundo.
Vídeo que me han recordado en G+ (subtitulado):
Y otro más de Ken Robinson:
Qué maravillosa manera de representar esquemáticamente con dibujos lo que ahí se dice.
Complementando lo dicho en el artículo, añado este vídeo de Asimov, no sólo gran físico sino también literato, donde no sólo habla sobre como debería ser la educación y como impartirla, sino que «ve» (no lo creo, creo que sabía perfectamente de lo que hablaba) el futuro de Internet y las comunicaciones informáticas. Sirva también de tributo a su memoria.
Estoy sorprendida… mañana termino de ver los vídeos. ¡Qué interesante todo esto!. Gracias…
O sea, que la escuela sólo se creó como un medio de control social… Y la verdad, que ha funcionado porque cuántos aún creen que la educación en los colegios es lo mejor para que un niño tenga buen porvernir y una gran cultura. Y creo que, lo que se ha hecho es más daño que beneficio.
Personalmente creo que las escuelas deberían existir exclusivamente para aprender unos conocimientos básicos como leer, escribir, idiomas y algunas nociones generales geográficos y físicos. Aparte de eso, todo el resto del conocimiento debería depender del interés de la persona en su desarrollo particular. Todo lo que supone una generalización del conocimiento supone también igualar a la gente bajo unos mismos parámetros, además condicionados, lo que imposibilita que esas personas tenga la auto-capacidad de comprender sus propias habilidades, y por lo tanto explotarlas todo lo posible para conseguir un beneficio de ello. Es un efecto psicológico potente: si todos sabemos lo mismo (más o menos), todos los años que hemos dedicado a aprender lo mismo que el resto son años que no hemos dedicado a aprender a gestionar nuestras habilidades (adquirir maestrías), y por tanto, además de un desperdicio, nos ha hecho imposible aprender las cosas en que realmente somos buenos, y por tanto, ha condicionado nuestra existencia para siempre. La educación nos hace a todos iguales por narices, excepto, como dice Asimov, que hayas tenido la oportunidad de pagarte un tutor personal (cámbiese por institución privada de alto nivel), que generalmente va a tender a que potencies tus habilidades (para eso le pagan) que simplemente enseñarte las mismas cosas que a los demás como un loro. Cuando salimos de la educación pública en general, nuestra vida suele tener siempre el mismo formato: nos olvidamos de la mayoría de las cosas que supuestamente hemos «aprendido» y empezamos a vivir la vida más o menos como Dios nos da a entender, que en general es no muy bien gracias a todo el condicionamiento mental previo. Empezamos a vivir como nos gustaría dentro de las limitaciones que tenemos, que normalmente es justo al revés de como era antes. Esta consecuencia es lógica al fin y al cabo: la mayoría de las cosas que hemos «aprendido» simplemente no tienen uso ni utilidad para nosotros. Tener cultura no es importante ni relevante para la existencia, ni personal ni social. La mayoría de las personas no tienen habilidades propias desarrolladas por todo esto, y no son capaces de generar una vida feliz porque no pueden desarrollar esas capacidades. Se dan cuenta de que les faltan muchas cosas y tienen auténticos problemas para llevar una vida plena y completa. La educación, como las vacunas a los bebés, son el primer limitativo que se les impone a las personas, y el sistema ha hecho un buen trabajo imponiendo por obligación que sí o sí tengas que pasar por ahí. Pero no entiendo porqué puedes optar por poner unas vacunas a tu hijo pero no puedes optar por no enviarle a la escuela. Estás afectando a su vida tan gravemente en los dos casos y sin embargo parece que es menos importante una cosa que otra, cuando en mi opinión es tan perjudicial para el individuo un asunto como el otro.
Saludos.
Me sorprende al decir que la cultura no es relevante, justo porque la mayoría sí considera que lo es, lo que sería a ser un condicionamiento mental imprensionante. Entonces, el concepto de cultura sirve más para distraer y desviar el verdadero sentido de la educación de los niños. Pues coincido también que es primordial potenciar los talentos de los niños.
Y no lo es. Pero hay que tener en cuenta dos conceptos de cultura: la real y la percibida. La real es la que vivimos en sociedad y que nos permite coexistir como grupo. Por muchas definiciones que busquemos de cultura, esa es fundamentalmente la principal función de la cultura: servir de nexo de unión de los individuos en el estado grupal. Ahora bien, la cultura percibida es aquella que nosotros aprendemos o adquirimos de alguna forma, pero que no tiene que corresponderse (y normalmente no lo hace) con la cultura que realmente vive el individuo. Esta cultura normalmente suele ser importada, y es una mera acumulación de conocimientos que en general no aportan nada vital para el individuo. Mientras que la primera cultura aporta elementos de supervivencia y filiación al grupo, la segunda no. Es mero «esnobismo intelectual», tergiversado la mayor parte de las veces y que no aporta un sustrato sobre el que basar la estabilidad tanto individual como social. Es como caminar entre las nubes. Así, es fácil que confundamos una cultura con otra. Luego están las subculturas, claro, pero ese ya es otro debate. A lo que yo hacía referencia es que la cultura percibida no es necesaria ni imprescindible ni para la supervivencia ni para la filiación al grupo, ya que en general es conocimiento importado que no tiene relación con la cultura real que todos compartimos en un área espacio-tiempo concreto. La «cultura» que se supone nos enseñan en la escuela no es más que un batiburrillo de conocimientos que sólo suelen tener sentido de cara a parecer «más listo» que los demás, porque utilidad práctica no tiene ninguna. Hemos dado una importancia exacerbada a esos conocimientos mientras hemos ido olvidando los reales, los de nuestro entorno: arte, música, historia, relaciones, comportamientos, etc… Es un paraíso que en algunos sitios todavía conserven una imagen cultural de si mismos que compartir. Aquí en Aragón, aunque muchos de esos conocimientos culturales tienen que ver con la religión (algo en si que tampoco es demasiado negativo excepto porque pretendan quemarte en la hoguera, claro, cosa que por suerte hace siglos que no pasa), en general la cultura de la región permanece aunque por supuesto es constantemente atacada por la «cultura» que viene del centralismo, Europa y por extensión lo que se denomina cultura de occidente. Hay que tener en cuenta que mucho de lo que llamamos «cultura» (percibida) no es más que colonialismo e imperialismo cultural de otras naciones, que imponen a golpe de talonario sus propias ideas eliminando las locales.
Sin embargo, la cultura real también tiene un componente alto de condicionamiento mental, ya que de todas formas se va pasando de padres a hijos de forma totalmente fluida y sin obstáculos. Sólo cuando interfieren elementos externos como la «cultura pop» es cuando hay tensiones. En general creo que es mucho más relevante unir a nuestros hijos con la cultura real que con la percibida, pero esta termina siendo impuesta a la gente por medio de la educación. Esto no quita que lo realmente deseable de cara a la consecución del objetivo de conseguir personas realmente plenas y perfectas pase por la detección de sus habilidades, desarrollo de las correspondientes maestrías y la traducción de esas maestrías en el plano personal o grupal de una forma beneficiosa. Pero hacer eso implica elevar el espíritu, lo que a todas luces no interesa al sistema. De ahí que la imposición de culturas, especialmente las percibidas, sea muy relevante. Fíjate: en la cultura local, generalmente, los individuos con determinadas habilidades son promocionados para desarrollar esas habilidades. Ya sea en talleres, en escuelas más técnicas o incluso siendo aprendiz de otro maestro, en general se potencia la posibilidad de que la gente pueda llegar más lejos por si misma, básicamente porque la propia cultura local está compuesta en muchos casos por conocimientos desarrollados previamente que son después desarrollados por las generaciones venideras. En general es una cultura que se realimenta a si misma. En la cultura percibida (muy estática, se repiten constantemente los mismos principios sin una línea de desarrollo clara) no es así, básicamente porque no interesa la habilidad del sujeto para desarrollarse personalmente, lo que supone en buena medida desarrollarse espiritualmente. Eso hace que los conocimientos percibidos no sean más que un batiburrillo de charlatanería intelectual que además está sumamente distorsionada por todos los cambios realizados para ajustar la «realidad» a los deseos de la élite. Vamos, agua de borraja.
Saludos.
Me recuerda esto a las pequeñas tribus que han desarrollado sus conocimientos a través de su misma sabiduría y lo que les va enseñando en su entorno natural, lo que sería la cultura real. Y son estas mismas tribus quienes la élite quiere disgregar o eliminar para imponer sus intereses egoicas, lo llaman cultura pero deberían añadir, del chinchinabo.
La eliminación de las culturas locales es algo antiguo, de hecho, ocurre desde que los arios aparecieron, ya que ellos son principalmente los que han colonizado el mundo. La mayoría de las culturas han guerreado entre ellas pero por lo general han respetado la integridad de otros pueblos o incluso sus particularidades culturales, ya que su interés podía ser el agua, alimento o una vendetta personal, pero no la eliminación del contrario. Los arios cambiaron todo eso. Allá donde hemos ido, hemos ido eliminando paulatinamente todas las culturas que nos hemos encontrado. Pero no es algo que el ario medio haya deseado per se: es algo que la élite aria ha ido haciendo con un objetivo muy concreto: imponer su sistema único de pensamiento con la «sana» intención de conseguir la esclavitud total del planeta. Saludos.
Quiero hacer constar también en este asunto que aunque Asimov hacía referencia a la red informática como método de aprendizaje, es una referencia moderna que se debe tocar por razones obvias. Pero esto mismo se aplica a la cultura local: en la cultura local, aunque hay ciertos condicionamientos previos, cuando un individuo percibe cuales son sus habilidades fundamentales, tiene «manga ancha» para desarrollarlas dentro de unos límites. Puede aprender de sus mayores y sabe que esos conocimientos son buenos porque tiene la seguridad de que se llevan practicando posiblemente siglos. Después uno puede convertirse en su propio maestro aprendiendo por su mismo a realizar tareas inéditas partiendo de las anteriores. Además, en la cultura local es posible destacar, ya que no mucha gente hace lo que tu. Internet es parte de la cultura global, pero curiosamente tiene un efecto nada desdeñable: permite que tu, como persona individual, te desarrolles a tu manera, buscando y aprendiendo la información de forma personalizada y autónoma, aprendiendo de otros a los que puedes considerar «mayores» y continuando su trabajo. De ahí que creo que no es mal nombre el de «aldea global» para Internet, porque en general no estás ligado a los imperativos de la cultura general y puedes desarrollar tus habilidades con libertad.
Saludos.
Y la segregación de sexo en los colegios (ahora la mayoría son mixtos), en que todos tengan la misma edad en la clase, etc., todo está básicamente manipulado para el control social. Pues como dice en el vídeo, si todos fuesen educacos junto con distintas edades la riqueza en el desarrollo espiritual del niño sería enorme. Vamos, que todo la estructura y funcionamiento del sistema educativo lo tienen bien estudiado y maniatado hacia los intereses de la élite. Si tuviésemos que imaginar un sistema educativo efectivo y real sería increiblemente diferente al de hoy.
Releeré de nuevo este artículo pues me ha encantando…
Lo referente al sexo tiene distintas connotaciones. La separación de sexos en si no es algo realmente negativo. Me explico. En términos generales, hombres y mujeres somos distintos, eso es indudable. Si partimos de que cada uno de nosotros tenemos necesidades diferentes y por lo tanto requerimos soluciones diferentes, ¿cómo no va a ser esto cierto en el caso del sexo? Tengo pendiente un artículo sobre feminismo donde me extenderá más en esta cuestión, pero la igualación de sexos básicamente ha venido a ser una estrategia para conseguir unos efectos concretos pero muy perniciosos para nosotros. Cada individuo requiere cosas distintas y entre lo que nos hace diferentes está el sexo. Antes, cuando estaba dormido, lógicamente rechazaba la separación de sexos en el aula, dentro de la mente condicionada que habían conseguido imponerme. Pero lo cierto es que viéndolo desde el punto de vista de la necesidad del alumno concreto, existen una serie de cuestiones que hacen la separación necesaria. Por ejemplo, nosotros tenemos mejor visión espacial pero vosotras tenéis mejor memoria y capacidad de ordenación de ideas. Esto hace por ejemplo que haya muchos arquitectos hombres y muchas bibliotecarias mujeres. Las diferentes son patentes aunque llevan muchos años convenciéndonos de lo contrario. Y no es malo. La diferencia es buena y conociéndola, podemos adoptar posturas más lógicas y vitales ante los demás. Igualándonos a todos, lo que se consigue es que no seamos capaces de convivir con conocimiento de causa con el otro sexo, lo que como explicaré en ese próximo artículo, ha llevado a auténticas aberraciones sociales y culturales. Pero ten siempre en mente que el objetivo fundamental es confundirnos hasta que no seamos capaces de desarrollarnos como seres elevados en espíritu.
Lo de la edad es tres cuartos de lo mismo y se deriva de lo dicho antes: hay que hacer tabla rasa con todos y la mejor manera de hacerlo es que todos aprendan lo mismo al mismo tiempo y al mismo ritmo. Sin diferencias de ningún tipo. Hay padres que afortunadamente se dan cuenta de que sus hijos son mejores estudiantes y o presionan al colegio para que lo pongan en otra clase más elevada o se lo llevan a otro sitio donde atiendan sus necesidades. Pero la mayoría simplemente no escucha ni ve, y eso tiene como consecuencia una cantidad de fracaso escolar apabullante, principalmente porque no se promociona al alumno con capacidades para ir más adelantado. Y que decir del que va retrasado: no es cuestión de repetir curso, sino que debería darse una educación específica para ese alumno concreto porque lo necesita. Pero el hecho de que haya adelantados y retrasados no es más que un efecto colateral de como está organizado el sistema educativo: todos iguales, todos igual de listos y de tontos. Se esgrime que es un problema económico: no existen profesores y recursos suficientes para todos. Pero esto en si es una falacia fundamentada en la propia idiosincrasia del sistema educativo: se quiere que todos estudien lo mismo al mismo tiempo, y al no tener en cuenta las necesidades concretas del individuo, ni siquiera se tiene en cuenta si ese individuo debería estudiar o no. Las aulas de los institutos están plagadas de alumnos que fracasan continuamente porque no están haciendo lo que deberían. Las mismas especialidades de formación profesional dan miedo: si un alumno está estudiando electrónica, ¿qué interés tiene en saber economía o contratación de personal? Que eso lo estudien en administrativos lo entiendo, pero ¿en una carrera técnica? Me he llegado a sorprender cuando me han dicho que en un FP superior de electrónica estaban estudiando materias sociales o los tipos de contrato para las administraciones públicas. De esta forma, dedicar atención a quien realmente lo necesita y como lo necesita se vuelve misión imposible, y de ahí que los profesores cada vez sean más incapaces de realizar su trabajo de forma normal. Para empezar, sólo deberían estudiar aquellos que quieren estudiar y lo que quieren estudiar. Pero para eso, incluso, durante la infancia, los padres, tutores y profesores deberían estar preparados para entender las habilidades de sus hijos y orientarles en ese sentido. Insisto en lo que he dicho en otro comentario: aparte de unas materias básicas imprescindibles, los alumnos deberían estar orientados a sus habilidades desde la más tierna infancia. Se conseguirían auténticos genios en masa en cada materia, con lo que el desarrollo de la humanidad se aceleraría en todos los sentidos. Pero claro, no es eso lo que se busca, obviamente, sino aplicarnos el sistema más ineficiente que sea posible.
Saludos.